El sésamo, también llamado ajonjolí, es una pequeña planta herbácea de un metro de altura originaria de la India y de África, desde donde llegó a América transportada por los esclavos, que utilizaban sus semillas para espesar y dar sabor a gran variedad de platos. Esta planta produce unas cápsulas que contienen aproximadamente 200 pequeñas semillas oleaginosas ovaladas, alargadas y aplanadas, de color negro, rojo o blanco de las que se extrae el aceite vegetal de sésamo.
Existen dos posibilidades para obtener este aceite por presión: la primera consiste en tostar las semillas y machacarlas. De esta forma se obtiene un aceite oscuro con un aroma similar al de las nueces. Para uso cosmético, con el fin de mantener todas sus características, no se deben tostar las semillas, que son prensadas en frío. Con este procedimiento se obtiene un aceite transparente con un ligero aroma y un sabor a sésamo muy pronunciado.
Ampliamente utilizado en la cocina oriental, se valoran especialmente los beneficios de este aceite en la piel y el cabello. El aceite de sésamo es rico en ácidos grasos esenciales muy importantes para el tejido cutáneo, ya que permite su reestructuración e hidratación. Este aceite posee asimismo propiedades antioxidantes ideal para pieles maduras.
Propiedades
– Anti-oxidante y anti-envejecimiento
– Regenerador
– Protección contra los rayos ultravioleta
Uso externo
Se puede utilizar solo o mezclado con otros aceites vegetales o aceites esenciales.