La mirra es una resina aromática que exuda la Commiphora Myrrha, un árbol que de forma natural crece al noreste de África, en Arabia y Turquía. De sabor muy amargo, la mirra fue un bien muy preciado en la antigüedad, ya que se empleaba para elaborar perfumes y ungüentos, y para diluir la tinta en los papiros. 
Se usaba también para embalsamar a los muertos. Esta sustancia también tiene numerosas propiedades medicinales y se usaba para tratar la ronquera, la disentería y como antiparasitaria. Además, en el tratado «De Materia Médica», de Discórides también se mencionan las propiedades abortivas de la mirra. En el imperio romano, la mirra era usada como anestésico para los moribundos o los condenados a muerte y se solía mezclar con vino. La gomorresina se ha utilizado también como estimulante y tónico, y en la actualidad se emplea como dentífrico y como antiséptico en enjuagues bucales.
De la gomorresina del árbol de la mirra se extrae un aceite esencial ideal para los resfriados. En el cuidado de la piel, este aceite es indicado para tratar pieles envejecidas o inflamadas.
