La cebolla es utilizada en la cocina en multitud de recetas, sin embargo sus propiedades curativas son poco conocidas. Utilizada bajo la forma de aceite esencial, la cebolla posee una importante eficacia sobre la salud y el bienestar. El aceite esencial de cebolla es una garantía de salud por excelencia. Gracias a su acción hipoglucemiante, permite regular la tasa de glúcidos contenida en la sangre. Su alto contenido de componentes de difenilamina y de azufre contribuye significativamente a la prevención de la diabetes. También tiene una acción diurética favoreciendo la eliminación de la grasa a través de los fructanos que se encuentran en abundancia en el bulbo de cebolla.
En el campo de la cardiología y el sistema circulatorio, el aceite esencial de cebolla ayuda a disminuir la agregación de plaquetas en la sangre. Evita la formación de coágulos y la oclusión vascular en las personas mayores. Gracias a su acción bactericida, este aceite impide la propagación de microbios, lucha contra invasiones virales y es un potente antibacteriano.
Modos de utilización
Aparte de sus beneficios sobre el aparato circulatorio y el sistema de defensa inmunitario, el aceite esencial de cebolla es también eficaz en numerosos trastornos. En uso externo podemos tratar neuralgias dentales, verrugas, pecas, grietas, picaduras de insectos y padrastros de las uñas (paroniquia). Utilizado en uso interno, es eficaz contra la gripe, impotencia, cálculos biliares, desequilibrio glandular, la hidropesía, el reumatismo, envejecimiento prematuro, prostatismo, debilidad digestiva e, incluso, obesidad.
El aceite esencial de cebolla puede ser utilizado en aplicación local, en masaje y en inhalación. Si se desea, y solamente bajo el consejo de un especialista, puede ser ingerido o añadido al agua de baño. En la cocina este aceite puede utilizarse como sazonador, pero en este caso debe ser diluido en un aceite vegetal antes de su uso.
Totalmente prohibido en mujeres embarazadas o lactantes, niños pequeños y ancianos.